Soy Daniela (34). Crecí viendo una montaña a la que de niña llamé "El Elefante Dormido”. Visitando esta tierra me pregunto qué memorias están sembradas en ella, cómo éstas me atraviesan.

Del baúl de la familia saco fotografías de mis abuelas: el establo y las cosechas, los indios trabajando, las fiestas en la casa. Recorro los mismos paisajes que aparecen en estas imágenes que llevo conmigo.

En Ecuador, como en otros lugares de Latinoamérica, las relaciones entre pueblos indígenas y blancos mestizos están marcadas por un sistema de hacienda feudal-colonial–republicano que explotó y menospreció a los indígenas y su cultura.

Mi bisabuela y abuela eran hacendadas terratenientes, las patronas de los indios kayambis que vivían en "El Elefante". Mi mamá Natalia(61) se sumó a la lucha por la reforma agraria en los 70´s. Mis abuelas fueron afectadas por esa reforma. Yo no crecí en un sistema de hacienda tradicional, pero éste sigue marcando mi presente. Cuando voy a “El Elefante”, aún me llaman patrona.

Preguntándome cómo romper con esta herencia, traslado la pregunta al cine ¿Cómo permear el poder que ejerce la persona que tiene la cámara sobre lo que mira y muestra?

Propongo a mi amigo Miguel Imbaquingo(28), cineasta kayambi y descendiente de ex-trabajadores de una de las grandes haciendas de la zona, confrontar la historia a partir del cine, de dos miradas implicadas. La familia de Miguel no tuvo acceso a la tierra en la reforma agraria. Esto los ha obligado a migrar constantemente. Él lo hizo para estudiar cine.

Miguel quiere volver a esta tierra y yo también. Con esta necesidad emprendemos una búsqueda de memorias y respuestas. Le pido que preguntemos a nuestras familias su visión de la historia, para entender cómo ésta nos constituye.

En “el elefante” la comunidad propone construir una represa de agua en el bosque, una parcela que aún es de mi familia, donde quiero vivir, vinculándome con el lugar en el que crecí. De nuestra capacidad de llegar a acuerdos depende que el proyecto se realice.

¿Puede este proyecto generar nuevas formas de relación comunitaria entre distintos? ¿Cómo se van a enfrentar en el presente problemas arrastrados desde tiempos pasados? ¿Podemos Miguel y yo sanar heridas y construirnos a nosotros mismos con esta carga colonial?

Un viaje al corazón de la tierra y a mi propio corazón, donde las dudas del presente me conducen a mi historia personal entrelazada con la historia colectiva.


///English version


I am Daniela (34). I grew up seeing a mountain that, as a child, I called "The Sleeping Elephant". Now I wonder what memories are sown there and how these affect me.

I search for old photographs in the family trunk: the stable and the harvests, Indians working, house parties. I walk through the same landscapes that appear in the photographs I carry with me.

In Ecuador, as in other countries of Latin America, the relations between indigenous peoples and white-mestizos were structured by the exploitation and cultural denigration of the feudal and colonial system of the hacienda.

My great grandmother and grandmother were estate owners, the landlords of the Kayambi indigenous people who lived in the Sleeping Elephant. My mother, Natalia (61) joined the struggle for land reform in the 1970s. I didn't grow up in the estate system but it continues to affect me. When I visit the Elephant, the old people call me “patrona”, landlord.

I wonder how I can break with this heritage, and how to do it in the film itself. Could another point of view change the relations of power inherent in making a film?

I propose to my friend Miguel Imbaquingo (28), Kayambi filmmaker and descendent of former estate workers, to confront this history together from two points of view. Miguel's family did not have access to land in the agrarian reform. This has obliged them to constantly migrate. He migrated to Quito to study cinema.

Miguel wants to return and so do I. Together we start to search for memories and answers. I propose that we ask our respective families for their vision of this history, to understand how this has constituted who we are today.

In the Elephant the community has proposed constructing a reservoir on part of a plot of land that still belongs to my family, also where I want to live, connected to the place where I grew up. Both projects depend on our ability to come to agreements.

Could these new projects create new forms of relationship between us? How will we confront the problems that come from the past to haunt us? Can I and Miguel cure the wounds and reinvent ourselves beyond this colonial past?

A journey to the heart of the land and my own heart, where the doubts of the present lead me to my personal history interwoven with our collective history.